Resulta que lo que decimos es mucho menos relevante que lo que el otro entiende.

Son importantes las palabras que escogemos, el tono que empleamos, la manera en que decimos las cosas, y lo que hacemos al finalizar de hablar.

Pero, HACEN FALTA DOS PARA SER ENTENDIDO.

No basta con hablar claramente, es preciso hablar de un modo en el que puedas ser entendido por la otra persona.

La empatía muchas veces no es suficiente.

Es precisa también la compasión.

Puede ser que la otra persona no te entienda hasta que tu no la entiendas a ella y a su mundo. ¿Eres capaz de escuchar a tus clientes con eficacia?.

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