Simplificaciones cotidianas

Es un hecho científico que el cerebro humano funciona a base de asociaciones y simplificaciones. Está genial.

Nos ahorra miles de procesos de decisión cotidianos, y saca de nuestra consciencia y voluntad cosas claves como hacer que el corazón lata, o se mantenga un ciclo constante de inspirar – expirar.

Imagina que cada vez que llegas a una puerta, tuvieras que investigar, experimentar y probar sobre qué tienes que hacer para conseguir que se abra.

Sería terroríficamente cansino además de una pérdida infinita de energía.

Así que cuando abriste las cuatro o cinco primeras puertas tu cerebro comenzó a establecer patrones para simplificar. Y con el tiempo, terminó aprendiendo que en las puertas que tienen pomo hay que aplicar cierta fuerza hacia la derecha y abajo. Sea un pomo redondo o alargado, funciona en el 99,9% de los casos. ¿te habías fijado?.

Algunas cosas no son simples

Lamentablemente, no todo en nuestras vidas es simplificable como abrir el pomo de una puerta.

Algunas cuestiones requieren una atención y lógica muy superiores. Otras incluso precisan de periodos de maduración mientras pruebas informaciones y contrastas resultados.

¿Para qué montas tu negocio?, ¿Qué problema resuelves a quién?, ¿ha llegado el momento de hacer una evolución significativa?. Son de este tipo de cuestiones.

Las vas a reconocer por que por más que te esfuerzas y sacrificas en algún área personal o profesional, tus resultados están muy lejos de los que deseas.

No las confundas con estar abriendo una puerta, o te darás con ella en las narices.

¿Qué pregunta relevante y significativa te estabas pasando por alto, respecto a ti mismo y/o a tu negocio?. ¿Que vas a hacer ahora que has tomado conciencia?.

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